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viernes, 20 de enero de 2017

La incidencia de la longitud de extremidades en la carrera.

En todas las distancias, desde los 100 metros lisos hasta el maratón, ha habido corredores altos y bajos. Ahora bien, es obvio que en las distancias cortas hay mayor proporción de corredores altos y en las distancias largas mayor proporción de corredores bajos. De todos modos hay corredores de proporciones muy diversas con éxito en una prueba determinada.

Pongamos el ejemplo de los 800 metros. Juantorena 1,92 m., Coe 1,74 m., Kipketer 1,72 m., Rudisha 1,90 m. Como se puede ver los últimos cuatro hombres poseedores del récord del mundo han sido corredores de constitución física muy diversa. En carreras de 5000 metros o más, en los últimos años no ha habido plusmarquistas de de 1,85 metros o más de estatura.

A la vista de estos datos y sin profundizar demasiado de podría decir que si bien hay estaturas más apropiadas para una determinada prueba, también es cierto que en la población general hay menos individuos de estaturas elevadas, de modo que no es tan sencillo encontrar un número tan amplio de corredores de más de 1,90 metros, entre los cuales pueda surgir un corredor excepcional. Por más que en distancias como los 800 metros, medir en torno a 1,90 metros puede ser lo óptimo, la probabilidad de encontrar a un corredor de menos de 1,86 m. es mucho más elevada que la de encontrar un corredor de 1,90 m o más.

Hay que tomar en consideración que a medida que los corredores son más altos, el peso aumenta en mayor proporción que la estatura. Esto ya lo ponía de manifiesto Peter Coe en su libro "Entrenamiento para corredores de medio fondo y fondo". Sin embargo aducía una explicación estadística del fenómeno y no hacía referencia a su explicación geométrica, que enunció por primera vez Galileo Galilei en el siglo XVII bajo lo que hoy día se denomina ley cuadrático-cúbica. ¿Qué dice esta ley?

La ley cuadrático-cúbica tiene un enunciado sencillo cuya comprensión no requiere más que unas matemáticas muy elementales. En su enunciación más sencilla afirma que cuando un objeto varía en cualquiera de sus dimensiones en una razón R sin variar sus proporciones, el volumen del objeto crece en una razón igual al cubo de R, mientras que la superficie se incrementa en una razón igual al cuadrado de R.

Pensemos en un cubo de 1 metro cúbico. Si se duplican sus lados pasando a medir dos metros, la superficie de cada arista pasará de medir 1 metro cuadrado a medir 4 metros cuadrados, y el volumen pasará de 1 metro cúbico a 8 metros cúbicos.

Si los materiales de un objeto son idénticos y las proporciones no varían, al incrementar el tamaño del objeto, el volumen del objeto aumenta en mayor medida que el área de cualesquiera de sus cortes transversales. Pensemos en el tobillo, la pantorrilla o el mediopie en una estatua de gran tamaño. Si además de las proporciones se mantienen los materiales empleados, se podrá afirmar también que el peso aumenta en mayor medida que el área de los diversos cortes transversales que puedan hacerse en la figura.

Como la relación entre el peso total y la sección transversal de músculos y huesos es vital para mantener la estructura corporal intacta ante las fuerzas que se generan contra el suelo a resultas de la gravedad o de ciertas aceleraciones o deceleraciones, la ley cuadrático-cúbica explica cómo a medida que se gana estatura un cuerpo -manteniendo proporciones y materiales- tendrá una estructura más frágil. Esto ocurre tanto como un edificio, como con una estatua o un ser vivo. De ahí la dificultad de construir edificios de más de 300 metros, de ahí la explicación de que animales del tamaño de la ballena azul sólo sean posibles en un medio acuático -en tierra morirían aplastados.

La ley cuadrático cúbica explica que los animales más grandes no puedan ser los más veloces, puesto que a mayores longitudes, mayor fragilidad de la estructura, obligando a los animales grandes a desplazarse a menores velocidades (para poder sostener velocidades elevadas se deben aplicar fuerzas también más elevadas). Lo que no explica esta ley es por qué los animales más pequeños no son los más rápidos.

La explicación más plausible es que extremidades más largas contribuyen a una mayor amplitud de zancada a una velocidad dada y, cuando se trata de velocidades altas donde frecuencias de 4 o más zancadas por segundo son difíciles de mantener, unas extremidades largas dotan al corredor de una mayor eficiencia mecánica en el desplazamiento.  A velocidades elevadas -como la que se exige en la carrera de los 100 y 200 metros lisos- la estatura y especialmente, la longitud de las extremidades, favorece el rendimiento. Además, a mayor estatura mayor es el momento de inercia (o incercia rotacional) de modo que el corredor de piernas largas en relación al de piernas cortas es como una rueda grande a una rueda pequeña: requiere más fuerzas externas para perder velocidad. El corredor alto pierde menos velocidad en el apoyo aunque aplique el mismo impulso contra el suelo y, por lo tanto, mantiene con más facilidad la velocidad de crucero adquirida. No obstante, todo tiene un límite. Además de que hay menos personas de más de 1,90 metros entre las cuales se puedan extraer buenos velocistas, también entra en juego la ley cuadrático-cúbica. Los corredores más altos cuentan con huesos y músculos de una sección transversal menor en proporción a las fuerzas que tienen que afrontar. Por tanto, el incremento de estatura llegado un punto no implica una mejora de la velocidad. Esto sin entrar en el mayor riesgo de lesiones a que están expuestos los corredores más altos.

Por otra parte, en las pruebas de 100 y 200 metros lisos, la salida es un factor importante, y a mayor estatura más dificultad para acelerar, al ser mayor el momento de inercia del corredor en relación el eje de apoyo del pie en el suelo, sobre todo en los primeros apoyos. Por tanto, la ley cuadrático-cúbica y la necesidad de una buena salida hacen que la estatura no crezca indefinidamente entre los especialistas de estas pruebas.

En las distancias largas, podría parecer del mismo modo que en la velocidad contar con una buena estatura, en torno a 1,90 metros. Hay a mi juicio dos razones por las cuales los fondistas son más bajos. La primera -relacionada con la ley cuadrático-cúbica- es que al depender los corredores de fondo en mayor medida del metabolismo aeróbico, y como la absorción de oxígeno depende de las superficies alveolares en relación al volumen sanguíneo, así como de la sección transversal del músculo cardíaco, la altura penaliza en estas pruebas. Asimismo, si bien a mayor longitud de piernas mayor eficiencia a velocidades altas, al no requerirse alcanzar velocidades tan altas en pruebas de 5000 metros hasta maratón, la estatura ya no es un mecanismo tan favorecedor como lo es en las distancias más cortas.

miércoles, 18 de enero de 2017

Buen vídeo ilustrativo.

Aquí mando un enlace, de la Manchester Metropolitan University, que remite a un vídeo donde se ilustran algunos de los conceptos de mecánica más importantes con vistas al análisis de la carrera.

CoP & Free Moment - Force Plates in Sport & Exercise




En el vídeo indicado se explica de un modo muy ilustrativo en qué consiste el centro de presiones. Se define como el punto de aplicación u origen del vector resultante de fuerzas del suelo sobre el corredor. En una ponencia hace 4 años, definí el centro de presiones como el promedio geométrico de los puntos de la planta del pie en contacto con el suelo, ponderado por las fuerzas verticales que operan sobre cada uno de estos puntos. El centro de presiones es, por tanto, una media geométrica ponderada por la fuerza y tiende a ubicarse cerca de aquellos puntos de contacto de la planta del pie con el suelo donde se acumulan mayores fuerzas.

Puede suceder, no obstante, que el centro de presiones se ubique en un punto del pie que no esté directamente en contacto con el suelo (en la superficie situada inmediatamente bajo arco plantar) o que sí lo esté pero con unas fuerzas de contacto mínimas, lo cual sucede cuando la mayoría de las presiones se reparten el el antepié y en el talón (cuando ambos están apoyados en el suelo), de modo que el promedio se situará en una zona media entre ambos.

En el vídeo se habla de cómo evoluciona el centro de presiones en una plataforma cuando tratamos de mantener el equilibrio sobre nuestros pies. Obviamente se va moviendo de forma caprichosa y describe líneas que no siguen ningún patrón claro.

Hay otro concepto que todavía no he tratado en el blog por la dificultad que conlleva, pero sí se trata en el vídeo y que en inglés se denomina "free moment". ¿Qué es el free moment? Es el momento de fuerza (que también podemos denominar torque o fuerza de torsión)  que opera alrededor de un eje vertical que atraviesa el centro de presiones. Se puede observar en el vídeo, con el ejemplo del impulso para dar un giro sobre uno mismo (alrededor de un eje vertical) en el aire, como actúa este momento de fuerza (torque) en torno a dicho eje. Se ilustra mediante un diagrama en que aparece la representación gráfica de la función torque-tiempo (impulso angular) a medida que se ejerce propulsión para una vuelta en el aire alrededor de eje vertical. Se puede ver que cuando se coge impulso rotando en sentido opuesto a aquel en el que se pretende dar la vuelta en el aire, el torque es negativo (actúa en un vector opuesto, y en la representación gráfica torque-tiempo se traza por debajo del eje de abcisas) mientras que cuando se propulsa para realizar el giro se rota en el mismo sentido en el que posteriormente se realizará el giro. El momento de fuerza aludido resultará de una combinación de fuerzas horizontales en sentidos diversos que dependerá sobre todo de los puntos de contacto del pie con el suelo y de la fricción en cada punto. Allá donde no hay fricción  no se generarán fuerzas horizontales.

Lo peculiar de este momento de fuerza que opera en el plano tranversal, es que viene condicionado por la acción muscular en torno a las diferentes articulaciones del cuerpo que permiten movimento en el plano tranversal, en  especial las acciones en torno a la articulación subastragalina y de la rodilla. En efecto, durante la carrera, cuando tiene lugar la consabida pronación y se activan los músculos supinadores, se está contribuyendo a generar el citado "free moment". En español lo llamaré torque reactivo en el plano transversal, aunque casi prefiero por su brevedad la expresión inglesa que es la que suscita consenso entre los que realizan estudios en plataforma de fuerza. Este momento de fuerza generará torsión en los huesos y es un parámetro que se tiene en cuenta a la hora de evaluar el riesgo de fracturas por estrés en la tibia.

sábado, 14 de enero de 2017

5 consejos técnicos para corredores.

1. Por contradictorio que puede parecer con el título de este artículo, el primer consejo es que no sigas ningún consejo técnico demasiado concreto del tipo " eleva más las rodillas", "bracea con más intensidad",  "aumenta la cadencia", "no aterrices de talón", etc. Esos consejos carecen de fundamento te los dé quien te los dé. Por mi parte, nunca doy consejos de ese tipo. Lo hacen muchos entrenadores, incluso en competiciones, cuando su atleta más se tiene que olvidar de como corren. No funcionan nunca.

2.Corre con zapatillas con poca suela y poco drop (diferencia de grosor entre la suela del antepie y del talón). No es necesario que estén amortiguadas, pero eso sí, que la suela sea mínimamente flexible para que los dedos se puedan flexionar durante la fase propulsiva del apoyo. No es necesario que sea muy flexible, pero al menos que no sea como una porción de pan seco.

Por otra parte, evita el calzado demasiado blando en su armazón. Ya le darás forma poco a poco con el uso. Que sea de armazón consistente no quiere decir que apriete. Busca que no sea demasiado estrecha en la puntera. En el empeine mediante los cordones podrás ajustar el grosor y ajustar y atar bien los cordones para que el pie no baile dentro de la zapatilla. Tampoco hace falta que los cordones aprieten mucho, pero sí un mínimo para que el pie y la zapatilla formen uno. Si quieres el pie libre, no compres minimalistas; corre descalzo por terrenos que lo permitan sin hacerte daño. Si quieres unas minimalistas, que sean de trail, al menos son más sólidas de armazón. El problema de las zapatillas minimalistas es que tienen un armazón muy frágil. Sueles acabar con tomates en ellas, como los calcetines de Wolfowitz, el ex presidente del Banco Mundial, que se vieron cuando tuvo que descalzarse entrar en una mezquita en Turquía. En el caso de las minimalistas, y más para correr, lo de los tomates lo veo más que un problema estético un problema de estabilidad.

3. Si has oído eso de que "no hay que aterrizar con el talón porque es lesivo" no hagas demasiado caso. Generalmente los que corren aterrizando con el talón no se lesionan más que los que no lo hacen. ¿Sabéis por qué? Porque van más lentos y suelen llevar calzado amortiguado. Pero si eres talonador no te lances mañana a porfiar en que lo primero que toque el suelo sea la superficie de tu antepié. Si no eres talonador, no te felicites por no serlo. Quizá estés en peor situación que los que aterrizan de talón. No aterrizar con el talón no significa correr bien. Hincar el talón, igual que hincar el antepié como una bailarina no es eficiente. En lugar de hincar el talón, sería preferible lamer el suelo con el talón. Eso es otra cosa.

Pero es fácil hablar y más difícil hacer. ¿Crees que talonas y te gustaría dejar de hacerlo? Pues bien, mi consejo es que sigas talonando. Eso sí, te pondré un requisito adicional. Que observes cómo lo haces, cómo está tu rodilla cuando aterriza. Los corredores que talonan suelen hacer del correr una prolongación del andar. Al caminar, aterrizamos con el talón cuando la rodilla está casi extendida, pero hay una salvedad: al caminar, en la fase de aterrizaje con el talón, el otro pie está en el suelo impulsando. Además, no se trata de un aterrizaje, puesto que al caminar no hay fase aérea. Al correr sí.

Fíjate como aterrizas con la rodilla en casi completa extensión y poco después de aterrizar, flexionas la rodilla para permitir que toda la planta del pie contacte con el suelo. Igualito que cuando caminas. Si esa flexión la hubieras hecho en el instante del aterrizaje, y no después, ya no habrías aterrizado con el talón, sino con toda la planta de la zapatillas. Verás como cuando flexionas muy ligeramente la rodilla, lo mínimo perceptible, nada de exageraciones, insisto, ¡lo mínimo!, verás que ya no sientes la presión en el talón, sino el la parte media del pie. Es un avance. Ya no talonas. Y no te supone ningún esfuerzo. Sobre todo, no intentes que tu antepié sea lo primero en tocar el suelo. Deja que sea esa mínima flexión de rodilla unas milésimas de segundo antes de aterrizar la que haga el trabajo por ti. Intenta si quieres seguir aterrizando con el talón, pero con este consejo ya te va a resultar tan incómodo que vas a dejar de hacerlo.

Una cosa importante. Lo de flexionar las rodillas no es como dicen algunos libros populares, para amortiguar. Eso es un mito. De hecho, cuando estás con las rodillas extendidas, con una flexión de 10 grados de rodilla ni siquiera pierdes estatura. Si no pierdes altura no amortiguas. Pruébalo por ti mismo. Las rodillas no son para amortiguar. Lo que permite una muy pequeña flexión de rodilla es aterrizar con el antepié sin poner el pie como una bailarina (en flexión plantar excesiva, con los gemelos y sóleos acortados, muy incómoda de soportar y un dispendio de energía).

Es un mito eso de que para no aterrizar con el talón hay que hacer un acondicionamiento previo. Hay que hacerlo si queremos aterrizar como bailarinas de ballet, pero estaremos de acuerdo que eso no es lo que conviene hacer. Una vez que con esa mínima flexión apoyas plano y sientes la presión en la zona de media a delantera de tu pie y no en el talón, hemos hecho un gran avance. Ya no eres talonador. ¿Quieres aterrizar tocando sólo con el antepié? No vale la pena. Eso lo dictará tu forma física y la velocidad de carrera. A ritmos de 4' el kilómetro un apoyo plano es perfecto. Si corres un 400 a un minuto entonces es probable que ya el talón no toque el suelo, especialmente si lo haces con unas zapatillas de muy poca suela. Y si con el tiempo, la mejor forma física y porque eres capaz de llevar un ritmo alto, vas flotando zancada tras zancada sobre una balsa sobre la que vas aterrizando de antepie, entonces te felicito, pero no busques eso. Eso sólo te lo dará el entrenamiento concienzudo ( que no rudo) y el tiempo.

El problema de muchos corredores que dejan de talonar es que hacen todo lo demás como cuando talonaban con la única diferencia de que aterrizan de antepie. Entran con el pie en punta, como si fueran a descender pisando unos escalones muy estrecho donde no les cupiera el pie. Así lo único que logran es que el talón no toque el suelo y nada más, pero el derroche de energía es considerable, puesto que en flexión plantar el músculo está muy acortado y necesita inervar muchas fibras para generar la fuerza requerida.

4. Los llamados ejercicios de técnica de carrera no se realizan para descomponer el gesto deportivo y hacerlo por partes. Eso puede servir en remo, en natación, en ciclismo. En atletismo no. Los típicos skiping, talón-glúteo, etc. son antes bien ejercicios de calentamiento, estiramientos activos, pliometría ligera, que redundan en que corramos mejor porque estimulan nuestros músculos -especialmente si los hacemos a conciencia y tras un calentamiento mínimo-.

Importante: un buen calentamiento es el mejor entrenamiento técnico. Calentamiento progresivo. Correr no más de 6 minutos, a ritmo muy suave, el resto gimnasia, con isométricos, acto seguido vamos incorporando ejercicios con movilidad, primero suave, luego cada vez más dinámicos, balanceos, estiramientos activos, skipings, multisaltos, vallas, marcha (sí ,lo aconsejo, marcha atlética en el calentamiento, estupendo para estimular los tibiales, el vasto interno, los glúteos y el arco plantar). Cada ejercicio debe ser más dinámico e intenso que el anterior, pero con una progresión suave, sin tensiones.

Otra cosa: en esto de correr el tiempo lo es todo. Un buen entrenamiento es 1 hora de calentamiento y 45 minutos a lo sumo de entrenamiento en sentido estricto, y de 10 a 20' de carrera post entrenamiento y estiramientos sin tensar la cuerda, nunca mejor dicho (en referencia al músculo). A la mínima tensión, no ligeramente incómoda, pero sí muy incómoda de mantener o dolorosa se para. Siempre de menos a más. ya sabemos que dedicar 3 horas en una sola jornada de entrenamiento no es factible para la mayoría, pero sería lo ideal en cada sesión. Es decir, el entrenamiento en sí sería lo que menos tiempo debe ocupar.

5. Los brazos, ni con las manos tocándose las axilas, ni con las manos colgando como orangutanes. Ni mucha flexión, ni poca. La justa. Depende del ritmo al que corramos. A más ritmo, más braceo, más ángulo en los codos. Pero eso ya nos lo dicta el cuerpo. No nos lo tiene que decir ningún entrenador. Los atletas con instinto ya saben qué braceo le conviene a cada ritmo. Sucede de forma automática.

¿No se dice que las personas tímidas o los malos bailarines no saben qué hacer con sus manos? Quizá porque piensan que se las pueden mirar. Olvida tus manos por un momento y cualquier consejo que te hayan dado. Cuando empieces tu siguiente carrera, observa lo que hacen tus brazos durante un rato sin juzgarlo. Luego piensa en qué harían si fuera la primera vez que corrieras. Déjalos que cuelguen sueltos, caídos. Verás, sin necesidad de que te lo diga, como tienden a flexionarse porque vas a un ritmo de calentamiento y no te sientes cómodo con ese bamboleo. No coordina bien con tus pasos. Tus brazos se flexionarán solos y adoptarán un braceo más rítmico, pendular, cadencioso. Adoptarán la flexión que más les convenga. En cuanto a las muñecas, no dejes que se bamboleen. Ese movimiento amanerado de muñecas, que algunos llaman "correr con las muñecas relajadas" es una de las mejores maneras de disipar energía corriendo. Las muñecas deben estar firmes, pero no tensas.

Una cosa que puedes hacer es dejar que 4 dedos de tu mano-con excepción de pulgar- toquen mínimamente la palma, como acariciándola. Deja que el pulgar repose sobre el índice, pero sin apretar. Sólo con eso, tus muñecas estarán firmes pero relajadas. Relajadas mientras no aprietes. Al fin y al cabo, los flexores y extendores de los dedos inciden en la flexión palmar y flexión dorsal de muñeca. Además, al estar suavemente agrupados, también evitan movimeintos indeseados de inclinación cubital o radial de tus muñeca (lo que harías con tus muñecas si tocaras o cuando tocas la batería). Lo importante, insisto, es que el contacto entre dedos y palma de tu mano y de pulgar sobre índice sea suave. Prueba correr así.

Luego observa si es cierto que tus muñecas están más firmes. Verás que sí. Si ya lo estaban, en todo caso tus antebrazos estarán más relajados, y por extensión, lo de más arriba, tu cabeza, tu cuello y tus hombros. Si sigues observando, verás como es posible que cuando tu brazo se balancea hacia delante, tus dedos se despegan de la palma de la mano y el pulgar del índice, mientras que cuando balanceas el brazo hacia atrás tus dedos se vuelven a agrupar (con un contacto suave, sin apretar, debo insistir). También observarás que el brazo que se balancea hacia delante lo hará con ángulo más agudo de codo, mientras que cuando lo hace hacia atrás el codo se extenderá por unos instantes para luego volver a la flexión. Por razones mecánicas, el balanceo hacia atrás de las extremidades barre un área más amplia que el braceo hacia delante. Eso se explica porque tranferimos a nuestras extremidades el momento angular del cuerpo, para que el tronco mantenga su posición erguida, no caigan hacia delante.

Con el tiempo verás que vas adoptando tu braceo más eficiente. A menudo es más importante entrenar el instinto que entrenar en base a consejos. Un paso más: tu cabeza y tus hombros. Deja que la cabeza repose sobre tus hombros y permite que tus hombros dejen caer tus brazos con naturalidad. ¿Que los tienes caídos y te ves más atractivos con los hombros levantados o echados para atrás? Cambia de padres. Pero si quieres correr bien, deja que los hombros y las escápulas se relajen. Confórmate con la forma de cuerpo que la genética te ha dado. Tu correr lo agradecerá. Cuando estamos de pie relajados, puedes observar que lo único que caería si no hubiera acción muscular es la cabeza. Las rodillas están en tal posición que no requieren ni de flexores ni de extensores. Lo mismo pasa con tobillo y caderas. Lo único que necesita que se sostenga con acciones musculares perceptibles es la cabeza y la mandíbula (para que no se te quede cara de lelo). Pero no por eso estás notando un sobreesfuerzo en tu nuca ni apretando los dientes. No es necesario que lo hagas. Ni tu mandíbula ni tu cabeza van a caer.

Siente también en torno a tus vértebras lumbares y torácicas como tu tórax rota con respecto a la pelvis. Siéntelo y percibe que esa rotación de tórax sigue la misma cadencia que el balanceo de brazos y piernas. Cuando tu brazo derecho se adelanta y el izquierdo se balancea hacia atrás, tu tórax gira hacia la izquierda con respecto a la pelvis. Eso es porque tus vértebras rotan. Cuanto más relajada esté tu zona abdominal, más rango de rotación tendrás y más fluido será tu correr. Ello es debido a que en extensión de vértebras lumbares, sus apófisis articulares están prácticamente selladas y no dejan que unas vértebras roten sobre las otras en torno a su eje longitudinal (el eje paralelo a la columna, es decir, el eje vertical o superoinferior).

Con el tiempo verás como, sin que tu te hayas dado cuenta de por qué, tus escápulas irán más altas y relajadas y tu cabeza parecerá que reposa sobre tus hombros como una tortuga, pero aun así tu cuello estará relajado.  Esta posición de la cabeza sobre los hombros sólo tiene sentido cuando tienes los brazos colocados en posición de caminar o de correr, es decir, en balanceo. El trapecio tirará de las escápulas, y sostendrá tus cervicales, de modo que tu cabeza estará mejor sujeta y podrá dejarse caer sobre los hombros. Si estás sentado a una mesa no te sucederá, porque tu trapecio no estará en acción. ¿Crees que se te tensarán los trapecios? A mucha gente le pasa, pero no por correr. Cuando corres, piensa que en la fase aérea, al no haber contacto, tus brazos no pesan respecto a la caja torácica, porque ambos caen a la vez (estar en fase aérea es como estar ingrávido), de modo que al menos cada zancada tus trapecios se pueden relajar. De hecho la sangre circula más. De modo que, tranquilo, sólo parecerás cuellicorto cuando corras. El peso de tu cabeza junto con las cervicales tirarán de las escápulas hacia arriba, lo que permitirá más amplitud en el balanceo de tus brazos y, sobre todo, más relajación en cada una de las amplitudes que puedas mantener de forma natural al ritmo que hayas elegido correr.


*Por último, tira a la basura libros como "El correr Chi" o "Método Pose". Si funcionan es por placebo, y eso a lo sumo son tres días. Carecen de todo rigor científico y, lo que es peor, de la intuición que tiene un buen entrenador o asesor. Prueba si te encuentras con ganas alguna de estas cinco pautas. Creo que alguno de ellos puede resultar revelador. En todo caso se trata de unas orientaciones, tan poco específicas, tan poco taxativas, tan poco dogmáticas, que como poco, no hará daño a quien experimente con ellas.